Intercambiar información: los ordenadores de una red pueden intercambiar de manera fácil y rápida archivos creando una carpeta en el disco duro e indicándole al sistema operativo que se trata de una carpeta compartida. Los archivos de esta carpeta pueden ser vistos, abiertos y editados por todos los ordenadores de la red. El servidor suministra el servicio y el cliente los solicita.
Compartir hardware: en una red informática, no es necesario tener varias impresoras, si uno de los ordenadores tiene conectada una, puede compartirla para que todos los demás impriman en ella.
Compartir software: algunos programas pueden instalarse en un solo ordenador y ser utilizados desde todos los ordenadores de la red. Esto facilita el mantenimiento del software y el trabajo colaborativo. El software compartido debe instalarse en servidores especializados.
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